Un equipaje de historia.

Las naves zarparon "media hora antes del amanecer" el 3 de Agosto de 1492. Llevaban a bordo objetos propios para aquel tipo de viaje, como cascabeles, cuentas de vidrio de Venecia y otros objetos de vidrio para comercian; así, como provisiones: bacalao salado, tocino y bizcocho. También harina, vino, aceite de oliva y, por supuesto, agua, lo suficiente para un año. Nunca llegó a haber verdadera escasez de alimentos.
Probablemente, Colón llevaba además varios relojes de arena. Sólo duraban unos quince minutos, lo que implicaba una gran responsabilidad para aquello cuya misión era anotar el tiempo transcurrido. También llevaba una brújula, al igual que los otros dos capitanes. Todos los pilotos llevaban consigo piedras que les permitían magnetizar las agujas defectuosas. Es posible, que Colón llevase también un astrolabio y un mapa basado quizá en el que le regaló Toscanelli.
Todos estos objetos, se guardaban en un pequeño camarote de la Santa María, donde escribía su diario de a bordo.

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